Transformémonos en unos caradeformes, volvámonos irreconocibles, así siquiera tendremos que fingir un saludo como una sorpresa. Así podremos respirar al fin en paz y no nos matarán las dudas cuando nos crucemos.
Por mi parte tendré que ignorar tu cintura tiesa y tu pelo incontrolable, tu cara y cómo te desfigurabas al besar. De las fotos que te saqué desnuda en el hotel inventaré alguna historia absurda pero creíble, que para eso soy bueno. Para mentir y contar historias. Voy a menospreciar esa foto, que tan perfecta parecía, la voy a obviar para no recordarla con cariño aunque nunca me animaré a borrarla.
De mí quédate con mis bajezas, maldice todas las mañanas mis defectos. Intenta con todas tus fuerzas odiarme pero sin darme demasiada importancia; no queremos que se nos vuelva en contra la libertad. Cada noche, como un ejercicio, deberías recordar mi imposibilidad de enamorarme como una fobia, mi peor herramienta contra la soledad.
Será mi peor defecto, el que me quema la frente con todo lo que no me animé a decirte. Para ti, a partir de este momento, soy un adolescente y siempre lo seré. Piensa así, banaliza lo que nos haya pasado y nos saludaremos con una mano levantada desde el otro lado de la calle, como si esos dedos nerviosos pudieran entender lo estúpidos que parecemos intentando olvidarnos.
No hay comentarios:
Write comentarios