Querida Hija:
Sé que ahora que eres una hermosa mujer
adulta, ya no requieres mi consejo y has aprendido tomar tus decisiones
por ti misma. Sin embargo, como siempre seré tu mamá, siempre te tengo
en mi corazón, hay cosas que me gustaría decirte que pueden servirte en
la vida. O tal vez no, también es posible veas algunas cosas de otra
manera.
Tu vida no es tuya, al menos no en
sentido absoluto. También le pertenece a otros, a todos los que te
amamos. Cualquier cosa que te ocurra nos afectará y no hará sentir
miserables. Así que no tomes riesgos innecesarios, y cuida de tu
existencia como de un templo.
Sé humilde en la vida. Reconoce que no
los sabes todo. De hecho nadie los sabe, pero siempre se puede buscar
ayuda y consejos de los que sí. Busca el conocimiento de las cosas y
nunca te arrepientas ni lamentes el tiempo transcurrido.
Antes de formar una familia, viaja y
conoce el mundo. Sé que en tu corazón guardas el tesoro de nuestra
relación y que algún día esperas reproducirlo con la maternidad. Pero
será mejor si disfrutas de ciertas experiencias y te encuentras en ellas
con plenitud.
No temas en regresar a tu casa, si las
cosas se ponen difíciles. No significa que lo harás como una niñita o
alguien derrotado. Solo implica buscar el apoyo que los que te amamos
podemos darte.
Valórate tal como eres. Si debes
cambiar, hazlo en función de ti misma, nunca de acuerdo a lo que te
dicen los demás. Deja dentro de ti la esencia inmortal de lo que eres,
que tiene por qué cambiar para nada.
Jamás aceptes que nadie te mande. Ni la
religión ni la política tienen las soluciones definitivas para nadie.
Mantén tu libertad de pensamiento y decide los mejor para tu vida con
sentido común.
Recuerda que la vida siempre tendrá
altibajos, vueltas, algunos fracasos y muchos triunfos. Siempre tendrás
mi amor incondicional. Eres lo más valioso para mí. Te Amo.
No hay comentarios:
Write comentarios