Lamentablemente, en pleno siglo xxi, los residuos vegetales se siguen quemando o se arrojando a los rios. Esta es una implementación practica de lo que se debe hacer. Tecomsa, impulsada por Casur, Suca y Vellsam, extrae humus de lombriz a partir de restos agrícolas. Y además el productor recupera 400 euros por hectárea.
En Almería, España, Tecomsa, una
empresa que surge para convertir los residuos vegetales procedentes de
cosechas en fertilizante para las plantas. La firma ha conseguido
solucionar uno de los problemas que más atañe al campo en la actualidad,
teniendo como máximo beneficiario al agricultor. En estos momentos, son
los 200 socios de Casur los que aportan los residuos y, según explica
su presidente, José Martínez Portero, los que han conseguido una
solución económica para sus deshechos en este año en que se ha
desarrollado la experiencia piloto. “En Casur siempre hemos estado
convencidos de que hay que gestionar los residuos y entre lo que costaba
antes y el hacerlo nosotros con nuestra planta hemos abaratado 400
euros por hectárea. Ahora, el agricultor sólo paga el porte desde el
invernadero hasta la planta de tratamiento. No cobramos la gestión
porque entendemos que con la comercialización del producto, este gasto
se suple”.
Tecomsa dispone de los tres pilares
necesarios para su viabilidad: la materia prima que aporta Casur, la
tecnología de Vellsam y la distribución y comercialización de los
productos que desarrolla Suca. Hasta la planta, localizada en Tabernas,
se conducen los restos vegetales para su transformación en humus de
lombriz. De acuerdo a las palabras de Martínez Portero, durante dos
meses al año reciben las matas secas de fin de campaña y,
periódicamente, los destalles y frutos. Estos son los dos tipos de
residuos que se gestionan. En este primer año, el proceso de
transformación ha durado seis meses, si bien puede llegar a optimizarse
en cuatro para la próxima campaña.
El líquido que desprende los destalles
y cultivos es acumulado en un suelo impermeable para su conducción a un
bidón, a continuación, se vierte sobre la mata seca para que ésta se
descomponga; después de dar varias vueltas a estos residuos ya están
preparados para alimentar a las lombrices. “Se tarda unos tres meses en
la descomposición de los deshechos vegetales y un mes en que la lombriz
se los coma”. Los excrementos de las lombrices serán el posterior abono
orgánico de las plantas, tras haberlas pasado antes por una criba y
envasado en sacos.
Este humus de lombriz tiene una
eficacia diez veces superior al estiércol: no quema, carece de semillas y
contiene los mismos nutrientes, según detalla uno de los técnicos de la
planta, quien añade que puede colocarse directamente la planta sobre
él.
Los impulsores de Tecomsa han
invertido en torno a 200.000 euros en este proyecto, concretamente en la
adquisición o alquiler de terreno y maquinaria y en los dos puestos de
trabajo creados. Si bien, el tratamiento de los residuos vegetales para
su fin en humus es sencillo y no requiere sofisticación, basta con dejar
trabajar a la propia naturaleza y darle su tiempo, aunque la firma, a
través de Vellsam añade técnicas innovadoras para adelantar el proceso y
optimizar el producto.
Para poner en marcha la iniciativa,
fue la Fundación Cajamar, en una nueva muestra de su compromiso con el
sector agrario, la que entregó las lombrices para que el humus fuera
posible, ahora, su mantenimiento se debe a ellas mismas, “la lombriz se
reproduce en miles en un año”, explica Martínez Portero. Tecomsa llegará
a obtener unos dos millones de kilogramos de humus este año, pero la
empresa está abierta a que otros agricultores lleven sus residuos
vegetales a esta planta o sumen al proyecto a través de acuerdos, e
incluso, el gerente de Casur invita a los productores a que realicen una
actividad similar para su beneficio. La empresa comercializa, además,
otros tres productos: enraizante, extracto de lombriz con ácido y
producto sólido.
“Hablamos mucho de los residuos
agrícolas y su posible solución, este es un ejemplo donde el producto
obtenido tiene un precio en el mercado del que es beneficiario el
agricultor. Éste se deshace de los restos vegetales a coste cero”. Esto
declaraba el delegado provincial de la Consejería de Agricultura y
Pesca, Juan Deus, en su visita a la planta de tratamiento y en mitad de
un debate, que ya dura años, sobre la higiene rural. “La iniciativa de
los agricultores y empresarios es una alternativa más, ya que los
ayuntamientos no han sabido solucionar el problema al menos que los
productores se beneficien de ello”.
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